Tinder Stories Nº13
En la primera, peco de entusiasmo. Vuelvo a caer. Vuelvo a creer que es posible encontrar el amor. Me libro por los pelos.
Con el segundo, para contrarrestar, soy una zorra implacable. Lo nuestro no llega ni al postre. Medio bistec y adiós.
En la tercera, me sereno. Tanto que bostezo en su cara. Él, tímido y carente de interés; yo, sirviendo mi falta de entusiasmo con el café. Sorry.
Con el cuarto, simpática, en su justa medida; cautelosa, sin que se note; desconfiada, para mis adentros; sexy, para ponerlo a tono; fría, para que no se me venga arriba. Demasiado esfuerzo para un polvo mediocre.
Quinto y esto coge forma. Vino. Sexo. Despedida. ¿Te llamabas?
El sexto casi me pilla, pero soy perra vieja. Tú no me camelas. Tú no me seduces. Tú no me cambias. Tú no.
Van siete y yo soy una experta, pero me motiva poco. Vino. Vino. Vino. Despedida.
El octavo me deja rota, pero el corazón intacto. Esto ya no hay quien lo rompa. Hielo líquido. A prueba de bombas, de su fuego y del mío. Estás a salvo, cariño.
En la novena pierdo los papeles. Narcisista insufrible. Que te aguante tu madre. Vino. Vino. Vino… sobre su camisa. No hay despedida.
El chico 10 resultó ser un 5. Correcto, por dentro y por fuera. El yerno perfecto. El marido ideal. El interlocutor de tu sueños, no de los míos. Caballero y amable. Sonrisa divina. Todo para ti.
Once y empiezo a aburrirme. ¿Qué es el sexo? Del amor ya ni me acuerdo. ¿Cómo hemos llegado aquí? Y él sigue hablando de su ex. Bla, bla, bla… Más vino, por favor.
Día doce. Chico doce. Son las doce. Fin del encantamiento. ¡Chas! Fin de la cita.
Trece. Mi número de la suerte. Hola, ¿qué tal? Hola, princesa. Te llevo a ver las estrellas. Pfffff…
Borrar. Esperar un mes. Vuelta a empezar.